Elsa Barragán, de 73 años, viajó con su hija y sus nietos y falleció en Italia. Hicieron los trámites para repatriar el cuerpo pero la aerolíneas perdió la documentación y los restos no pueden ser retirados de Ezeiza
Un viaje soñado para una familia marplatense terminó de la manera menos esperada. Elsa Barragán, de 73 años, viajó a Europa con una de sus hijas y sus nietos. Sin embargo, luego de algunos días de pasear y recorrer Italia, se descompensó y murió de un paro cardíaco.
Con todo el dolor a cuestas, su familia hizo los trámites necesarios para poder repatriar el cuerpo. Pero un error de la aerolínea, que perdió la documentación durante el vuelo, extendió la pesadilla para la familia: el cuerpo de la mujer quedó varado en Ezeiza y no lo pueden retirar.
“Mandaron a mi mamá como si fuera una caja de zapatos, como si fuese una remera que le falta la etiqueta de la AFIP”, expresó indignada Andrea Bejanuel, su hija, a TN.com.ar.
El 8 de noviembre, los restos partieron desde el aeropuerto de Fiumicino en un vuelo de Alitalia. Un día después, la familia fue notificada de que la aerolínea había extraviado la hoja de ruta con toda la documentación.Y la Aduana argentina no podía permitir el ingreso de los restos al país sin los papeles.
“Se perdió todo. Desde Alitalia no nos dieron ninguna explicación. No sabían si los habían perdido en un trasbordo en Roma o en Buenos Aires. No nos quisieron atender el teléfono, nada”, explicó Andrea a este medio.
Desde entonces, el cuerpo de Elsa está en un depósito de Ezeiza. Pero su familia tampoco tiene muchos detalles sobre en qué parte está ni en qué estado. “Está en su cajón de madera, recubierto por otro de acero soldado. Pero los empleados no saben qué hay adentro porque le falta la documentación”, sostuvo su hija desesperada por alguna solución.
“El viaje estaba saliendo perfecto. Habíamos recorrido Londres, varias ciudades de Bélgica, París, Barcelona y después nos fuimos en auto por la costa italiana. Frenábamos en los pueblitos. Mi mamá estaba tan feliz”, contó Andrea a este medio. Los mellizos habían cumplido 15 años y el viaje era su regalo. Aunque también lo era para Elsa: no conocía Europa. “Solo quiero que descanse en paz”, señaló su hija.